Regreso a Juana de Arco



El primer síntoma de la crisis europea no hay que buscarla en los grandes batacazos de los bancos de inversión, ni en los paquetes financieros contaminados, sino en la crisis del modelo de estado que se vislumbró en Francia, en esas sísmicas elecciones presidenciales de 2002 en las que la izquierda francesa desaparecía y Chirac tuvo que enfrentarse en la segunda ronda con Le Pen El Viejo. Francia ha sido la vanguardia política del continente desde hace dos siglos, no ha existido movimiento popular ni corriente intelectual que no haya tenido su acomodo o su cuna en París, desde las democracias liberales hasta el comunismo o el fascismo, criaturas todas emparentadas con la Revolución. Por eso, aunque de aquellas elecciones salió la ominosa presidencia de Chirac, se oficializó también la crisis profunda del modelo europeo, el hundimiento de la social democracia -instalada en un perverso totalitarismo soft- , y el fracaso de la pretendida Europa multicultural como desquiciada respuesta al suicidio demográfico.
Europa está tan unida a Francia como Francia a esa muchachita de Domremy tan zarandeada por la historia que ni en la vida ni en la muerte ha tenido un segundo de reposo. La adolescente campesina que cambió el destino de su patria -ahogada por la interminable guerra contra Inglaterra-, es la única persona que ha pasado por los tres procesos canónicos: condenación, rehabilitación y canonización. Los soldados la siguieron en combate como al más arrojado caudillo, los devotos le rezaban antes de que fuese elevada a los altares, y los traidores la persiguieron y la torturaron hasta quemarla en la hoguera. Luego, los sans cullote de la revolución hubieran querido decapitarla en la guillotina, pero tuvieron que conformarse con incendiar y destruir sus recuerdos. A principios del siglo XX la Action Francaise volvía a reivindicar su figura, y Roma la canonizaba; después de la guerra regresó la persecución de su recuerdo, hasta ahora, que cuando el pueblo francés ha visto peligrar su nación -en guerras o revoluciones- siempre ha querido regresar a Juana de Arco.

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